"La escritura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que van a parar nuestro sujeto, el blanco-y-negro en donde acaba por perderse toda identidad, comenzando por la propia identidad del cuerpo que escribe."
Roland Barthes, "la muerte del autor" (1968) en "El susurro del lenguaje", pág. 75, 2009. Paidós. Pienso en "Cent mille milliards de poèmes" de Raymond Queneau (1961)
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